Gracias a la domótica, además de ser una vía para ahorrar energía, podemos adquirir un gran nivel de comodidad y seguridad.

Hoy, gracias a la tecnología, podemos controlar nuestro hogar (su climatización, alarmas, cámaras, el interfono, bajar y subir persianas y toldos, iluminar la casa…) desde prácticamente cualquier lugar del mundo.

Cuando estamos en casa es muy fácil crear un buen ambiente con tan solo un interruptor (que se enciendan las luces necesarias y se cierren las persianas para tener una buena visión de la televisión, por ejemplo). Además, se les puede añadir una interactuación con audiovisuales creando preferencias de usuario y teniendo al alcance la red para cualquier necesidad (películas, documentales, música…)

La domótica también controla el acceso a nuestra vivienda. Imaginemos que tenemos la misma visita cada día, se podría controlar su acceso registrando sus entradas y salidas, y dejando acceso al hogar siempre y cuando esté en el horario autorizado.

Estas instalaciones cuentan también con un control de averías y pérdidas, de agua o gas, con válvulas integradas para su cierre y manejo de la red eléctrica según el perfil del usuario.

Gracias a la tecnología «Facility Server 4», podemos llegar a reducir hasta un 13% de energía mediante la automatización de la protección solar, un 25% regulando la temperatura de las habitaciones individuales, un 35% a través la automatización de la iluminación y un 45% a causa de la automatización de la ventilación.

Lo más curioso de esto es que todo puede estar controlado desde cualquier lugar, ya sea por ordenador, tablet, smartphone…

Y  la gran pregunta es, si ya tenemos la domótica prácticamente en todos los coches, ¿Por qué no en casa?